Lo más destacable e innovador de Otra manera de encontrarse es su negativa a idealizar la fusión entre la música (Miguel Marín), teatro (Nando Pérez) y danza (Teresa Navarrete); su negativa a presentarla como una suerte de discurso trascendental.
Desde hace varias décadas, la danza contemporánea española, siguiendo las últimas corrientes vanguardistas europeas y americanas, va abriéndose cada vez más hacia otras disciplinas. Cataluña ha sido uno de lugares dentro de nuestro país que más ha apostado por este tipo de propuestas escénicas, y es precisamente de un largo periodo de colaboración con la compañía catalana Erre que erre que viene la premiada coreógrafa y bailarina andaluza Teresa Navarrete, quien desde hace dos años dirige su propia compañía de danza basada en la capital hispalense. Así, no es de extrañar que Otra manera de encontrarse—la tercera pieza de Compañía Teresa Navarrete que se estrenó anoche en el Teatro de la Maestranza como parte del decimoctavo festival sevillano “Mes de danza”— se inspire justamente en un discurso interdisciplinar.
Lo más destacable e innovador de Otra manera de encontrarse es su negativa a idealizar la fusión entre la música (Miguel Marín), teatro (Nando Pérez) y danza (Teresa Navarrete); su negativa a presentarla como una suerte de discurso trascendental. Lejos quedan aquí los espectáculos de La Fura dels Baus que, por cierto, han contando, en otra ocasión, con la colaboración de la coreógrafa. Lo que parece primar, más bien, en esta pieza de Navarrete es un intento de desvelar las dificultades implícitas en el proceso de integración de las diferentes artes en cuestión. La bailarina se pasa el espectáculo cambiándose de vestidos en un cuartucho que se devisa a lo lejos en el escenario. Pero asumir nuevos lenguajes resulta, sin duda, un tanto más desafiante. Y esto es así no solo para los personajes de la pieza, quienes intentan entablar vías de comunicación mediante sus respectivos discursos artísticos, sino también para el espectador expuesto, para su gran sorpresa y desasosiego, a toda una serie de diálogos en inglés. Otra manera de encontrarse se propone agilizar al público, sacarlo de su habitual modorra del mirón, de meterlo en la piel de creadores e intérpretes.
Estamos ante un espectáculo fragmentado que irrumpe por momentos en unas desconcertantes pero exquisitas coreografías espasmódicas, cómicamente aflamencadas. Particularmente memorable es la efímera unión de los tres personajes en el dueto danzado de Navarrete y Pérez, acompañado por la desgarradora música de Marín a quien se juntan, en esta parte del espectáculo, la violonchelista y la violinista Bjort Runarsdottir y Sara Fontán. La nueva pieza de Cía. Teresa Navarrete podrá degustarse una vez más esta noche en la Maestranza.