-
Archives
- agosto 2024
- noviembre 2021
- febrero 2020
- diciembre 2019
- noviembre 2019
- octubre 2019
- septiembre 2019
- agosto 2019
- febrero 2019
- enero 2019
- diciembre 2018
- noviembre 2018
- octubre 2018
- septiembre 2018
- agosto 2018
- julio 2018
- junio 2018
- mayo 2018
- abril 2018
- marzo 2018
- febrero 2018
- enero 2018
- diciembre 2017
- noviembre 2017
- octubre 2017
- septiembre 2017
- julio 2017
- junio 2017
- mayo 2017
- abril 2017
- marzo 2017
- febrero 2017
- diciembre 2016
- noviembre 2016
- octubre 2016
- septiembre 2016
- junio 2016
- mayo 2016
- marzo 2016
- diciembre 2015
- noviembre 2015
- octubre 2015
- septiembre 2015
- noviembre 2014
- octubre 2014
- septiembre 2014
- diciembre 2013
- noviembre 2013
- octubre 2013
- septiembre 2013
- julio 2013
- diciembre 2012
- noviembre 2012
- octubre 2012
- septiembre 2012
- agosto 2012
- julio 2012
- abril 2012
- diciembre 2011
- noviembre 2011
- octubre 2011
- septiembre 2011
- julio 2011
- diciembre 2010
- noviembre 2010
- octubre 2010
- agosto 2010
- julio 2010
- noviembre 2009
- agosto 2009
- julio 2009
- agosto 2008
- julio 2008
- junio 2008
- abril 2008
- agosto 2007
- junio 2007
- abril 2007
- agosto 2006
- junio 2006
- agosto 2005
- junio 2005
- agosto 2004
- julio 2004
- junio 2004
- agosto 2003
- junio 2003
- agosto 2002
- junio 2002
- agosto 2001
- julio 2001
- junio 2001
- agosto 2000
- junio 2000
- mayo 2000
- septiembre 1999
- agosto 1999
- agosto 1998
- mayo 1998
- agosto 1997
- mayo 1997
- agosto 1996
- julio 1996
- abril 1996
- agosto 1994
- abril 1994
-
Meta
Author Archives: Comunicación Mes de Danza
La ambigüedad de la corporalidad
Texto: Mercedes Vega Navarrete Foto: Luis Castilla Un joven, muy joven, insultantemente joven y bello. Accede a la sala por la puerta de entrada del público, con un teclado bajo el brazo como si de profesor de orquesta se tratara. Recorre el escenario por un lateral hasta llegar al fondo donde deposita el teclado. Silencio, el silencio como protagonista. Sorprende e impacta con su desnude que muta en formas ambiguas e irreconocibles. La ambigüedad del ser, que con la mediación de prótesis-instrumentos reta sus posibilidades, que encara posiciones con las que juega durante toda la pieza. Contorsionista pulcro. El cuerpo como espectáculo trágico y cómico. El intérprete comparte con el público sus gestos, gestos que inundan el escenario. El más difícil todavía. La tragedia desborda su cuerpo desporporcionado. Recreaciones corpóreas que contorsionan su cuerpo, su estructura, su esqueleto, y encogen el alma. Sufrimiento. Embarga la pena, aflige, sin llegar al llanto. Golpes que sacuden el subconsciente dormido.
Posted in Palabras en movimiento
Leave a comment
Lo que cuenta la mirada
Texto: María Jesús de los Reyes Manzano Foto: Luis Castilla Lo que cuenta [nota 1 al pie] la mirada (o “La barca de Alexander”) Mi mirada andaba entretenida en los quehaceres para instalarme en mi butaca, dejando a otras [nota 2 al pie] sentarse, ordenando mis cuatro cosas…, cuando vi entrar un cuerpo vestido con aparente seriedad. De hecho, más que vestido, me pareció disfrazado. Con su camisa blanca y su traje negro. Bien abrochadito todo, pero las mangas demasiado largas, el pantalón algo ancho, la chaqueta también… Entró por la misma puerta por donde lo habíamos hecho su audiencia, como si fuera uno más de nosotros. Anduvo el camino que separaba el patio de butacas de la escena, cual Caronte, enlazando mundos, el nuestro, el suyo y el de la escena. La barca era su mirada. Nos miraba llamando nuestra atención y nos llevaba a diferentes orillas: la de su presencia, la de los objetos en la escena y la nuestra propia ahí sentados, mirando. Nos llevaba y nos traía de un objeto a otro, a él, y a nuestra propia mirada. Después de transitar ese pasillo, entró en escena. Caminaba con cambios de peso de una pierna a otra que me hacían recordar la presencia de un payaso cuando entra a la pista de circo, sin nada más importante que hacer que mirar al público. En ese momento su mirada me recordó a la de un niño, a la de un tímido payaso. Mirada que se abría, que no escondía nada, que nos buscaba a todas [nota 3 al pie] en aquella otra orilla, frente a él. Yo aún andaba despistada, mirando sólo por momentos la escena, poniendo cosas en otro asiento para ir comiendo sin molestar a nadie mientras veía el espectáculo, cuando, de repente, escuché algo que caía en escena, un golpe, y una exclamación entre el público. Miré de nuevo enseguida y me encontré otro cuerpo, totalmente desnudo, y otra mirada completamente opuesta a aquella que nos recibió antes. ¿¡Era otra persona!? … ¿¿Había sido uno de esos trucos de magia en lo que desaparece alguien?? ¿¿Y yo me lo había perdido?? Casi le pregunto a mi acompañante, tan grande era mi duda de si era otra persona distinta a la de antes… El caso es que ahí estaba… Yo había dejado unos segundos atrás a un niño vestido de adulto, y me encuentro a un hombre completamente desnudo, con otra mirada, con otra búsqueda hacia nosotras y desde una orilla inesperada, donde nos decía con sus ojos: “Sí, esto es. Cuerpo. Mi cuerpo. Todo. Y es así.” A partir de ahí nos paseó con su mirada, y yo le acompañé con la mía, de un lugar a otro, como desde el principio, pero ahora cada puerto me parecía distinto, aunque fueran siempre los mismos destinos: los objetos, su cuerpo, su acción, nosotras (la audiencia). Esa mirada que hacía las veces de barca, de puente, también me dejaba suspendida en las transformaciones de su cuerpo, evocadoras y sorpresivas; o me hacía dudar de los hallazgos que presentaba con un matiz que me transportaba muy dentro de él, a su acción interna, la primigenia: su intención. Hasta los músculos de su cara respondían a esos cambios, movimientos internos. Movimientos de pensamientos, de recuerdos, de intenciones, de emociones. Y era desde ahí donde volvía a transformar aquello que acababa de exponer, ajustando su gestualidad con detalles ambiguos con los que parecía decir cosas distintas al mismo tiempo. Esa mirada que, se me antoja, trataba de aclarar, de reafirmar su acción, pero que nos ponía aún más en duda. Como el propio gesto… En uno de esos momentos donde mirada y gesto permanecían en ese viaje de exposición, duda y transformación, me pregunté: ¿Quiere un abrazo? ¿Está suplicando? ¿Necesita ayuda? ¿Sólo es un niño extraño que no sabe qué le pasa, que le pasan muchas cosas al mismo tiempo, cosas extrañas para él? ¿Sólo se está exponiendo? ¿Y le da miedo? ¿Le duele?… ¿¡Tengo que hacer algo!?… Todo ello con el puente tendido, con la barca yendo y viniendo de su puerto, el de la escena, al nuestro, el de su audiencia. Rompía esa famosa cuarta pared, no tanto para venir con nosotras, como para hacernos ir con él. Nos miraba también observándonos en nuestro mirarle a él… Así, a la vez, nos hacía ver que se sabía perfectamente observado. Cuando no, conversaba directamente con miradas del “más difícil todavía”; de “no sé dónde estoy”; de “qué tontería lo que acabo de hacer, ¿verdad?”; de “esto es así, lo quieras ver o no, te resulte agradable o no, lo entiendas o no…”; de “te lo has creído, ha!…” Sin embargo, cuando ya sólo me cabía esperar una conclusión, no sé por qué, quizás simplemente por acumulación de todo lo ocurrido para dar lugar a alguna forma de final, nos lleva a una esquina, se esconde (a mí me lo pareció porque no recuerdo su mirada hacia el público) y nos expone una serie de imágenes de movimientos aún no presentados hasta el momento, de un cuerpo que vuela a pesar de estar anclado al suelo… Y de repente, era el final… De golpe… Sólo recuerdo el maravillarme por este nuevo truco de “magia” y luego un saludo al público desde otro cuerpo, aún desnudo, ya demasiado, y otra mirada que no era ninguna de las de antes. Ahora estaba desconectada del juego, de la magia anterior, y me parecía en realidad nerviosa, preparándose o preparando algo, a pesar de haber, supuestamente, terminado… Yo no podía aplaudir. Me decía a mí misma: “Espera. ¿Cómo que ya se ha terminado? ¿Dónde has terminado? Si hace un momento estabas volando, haciendo algo nuevo, algo que no puedo conectar con nada de lo que había pasado antes… ¿De nuevo me he perdido algo, como al principio…?” El caso es que tras los aplausos él siguió por toda la escena con acciones que divagaban, pero que se sostenían al mismo tiempo en un “tengo que seguir, aunque no sepa qué hacer, aunque caiga por agotamiento, aunque me aburra, aunque se aburran… Si ellos siguen ahí yo, también”. Todo esto al principio me resultó interesante. Creía que ahí estaría la posible conclusión que me faltaba, la consecuencia por acumulación que esperaba… Pero al cabo de un tiempo, seguía lo mismo. Nada sumaba. Sólo trozos de cosas que me interesaban pero que no podía ver la conexión o la intención final, ni buscada, ni azarosa; ni elaborada con el todo, ni simple por el momento. Sólo el pulso de un desafío, tampoco expuesto como tal, para ver quién se queda hasta “el final”. Yo miraba a otras personas irse, y resistía en mi butaca. Lo miraba a él y a los objetos que usaba. Ya no conectaba con sus acciones ni intenciones. Ya no me llevaba de viaje con su mirada. Y con esto me quedé como si no me hubieran leído el final del cuento. Un cuento que me había tenido en vilo tantas veces y que me había causado tanto movimiento, hasta llevarme dentro, de la escena, del actuante y de mis propios cuestionamientos. De todas formas, el viaje fue excitante, los viajes. Y este vehículo en el que me subí para transitar su historia, la barca de su mirada, fue preciso y evocador al mismo tiempo. Tanto, como para dejar en mi memoria trazos de innumerables puertos inesperados o posibles, y que aún no sé nombrar. [1]En su doble sentido de narrar y del valor que algo tiene. [2]Todas las personas que pasaron eran mujeres. [3]“Todas”, plural mayestático femenino referido a todas las personas que formábamos su audiencia.
Posted in Palabras en movimiento
Leave a comment
La proporción íntima
Texto: Belén Cobos Foto: Luis Castilla Un hombre, Alexander, abre una puerta, la puerta de la sala y justo a continuación la puerta de su cuerpo. A los pocos minutos de entrar en la sala nos da permiso para observar su desnudez y nos presenta a su alter ego, Aneckxander, sin previo aviso. Su mirada abierta y frágil y unos movimientos que a veces rozan lo sobrenatural, nos llevan a un universo que roza lo grotesco donde miembros, cuello, pies y brazos se moldean y retuercen como carne vulnerable ante nuestros ojos. Nos lleva a imágenes propias de un bestiario, de un ser llegado de ninguna parte que nos hace cómplice de su fragilidad. Fragilidad que llega a su máximo punto cuando el intérprete nos muestra la parte trasera de su cuerpo, recogido… Agachado ante un piano, colocado al fondo de la escena, del que surgen unas notas simples que rompen el silencio por primera vez. En ese momento sólo puedo fijarme en sus vértebras, que me recuerdan a los peldaños de una escalera a un lugar incierto. El ser recogido y deforme se despliega sucesivamente en una amplia verticalidad que ocupa parte del fondo y el centro del espacio de la escena con invertidas, giros y suspensiones; y en cuestión de segundos que dura la variación observamos cómo su cuerpo se expande y se nos muestra con virtuosismo y control. Pero eso es insuficiente para Aneckxander y momento a momento nos invita a un más difícil todavía. Añadiendo elementos: guantes y zapatos que se me antojan prótesis, le producen dificultad de movimiento y dificultad de respiración introduciéndonos no sólo en un bucle físico, sino también mental. Un bucle que nos desconecta del físico del bailarín en estado puro con golpes y dolor físico que también resultan dolorosos mi ojos. Es éste también un momento del virtuosismo y el control del cuerpo y apoyos para ejecutar la variación con más dificultad cada vez…hasta decir “basta”. Hasta rendirse y entregarse al suelo…el cuerpo puesto en peligro, al igual que la sombra de la duda de un posible peligro colectivo cuando un rastro de humo surge de uno de los focos junto al escenario. Una luz pequeña y desnuda, al igual que toda la puesta en escena de la pieza: cuerpo, música e iluminación en su expresión más austera. Y como quien ya no espera nada, Aneckxander se acerca a nosotros, nos mira y nos sonríe con unos ojos y un rostro relajado y real. Quizás sonriendo a su propia tragedia o burlándose de nosotros por ser unos simples testigos que nada pueden hacer ante el vacío entre sus clavículas y su corazón. Abandona entonces el centro de la escena y con ello el bucle del dolor para, aún con cierto lastre, servirse de él para ofrecernos un éxtasis físico y también espiritual. En este momento de la pieza, el intérprete realiza una variación con los pies fijados al suelo dejando libre y fluido el resto del cuerpo; Lo cual nos hace recuperar el aliento y admirarnos de nuevo. ¿Es éste el fin de su historia? ¿Ha conseguido la perfección ansiada? No, el intérprete continuará estando presente casi ajeno a la mirada de los espectadores, permitiéndonos seguir mirando por un imaginario ojo de cerradura, hasta que nosotros mismos decidamos poner fin a observar su intimidad y salir de la sala. Por algo más de una hora un intérprete ha dado permiso al público para ser testigo de sus inquietudes y complejos, no sólo a través del desnudo físico en el que ejecuta toda la pieza, sino de un desnudo de su propia intimidad.
Posted in Palabras en movimiento
Leave a comment
La intermitencia del intento
Texto: Natalia Jimenez Gallardo Foto: Luis Castilla Estoy sentada con el cuerpo tenso y adelantado, mis ojos clavados en esa suspensión y ansiosos por ver tu siguiente paso, la siguiente imagen. Quiero ayudarte, quiero que lo consigas, quiero que tu musculatura sea capaz de vencer ese peso negro que calzan tus pies, cuando insisto con mi mirada sobre el negro, toma la forma de unos zapatos protésicos. Al mismo tiempo, con mi pecho entrego fuerza a tu humano cuerpo que está a cinco metros de distancia del mío. Siento la cercanía y se reduce el espacio entre tú y yo. Ahora, son tus ojos los que se clavan en la curva de mi columna y percibo como la piel de mi abdomen se estira y mi espalda vence el arco provocado por el peso de mis ortopédicos pies. Me sorprendo de cómo la suspensión se sostiene en el tiempo, por el ángulo perfecto que toman mis rodillas, esas rodillas que al comienzo de la obra me habían llamado la atención cuando las sentí alineadas, en un encaje tenso, en un estar de pie rígida. Vuelvo a tomar distancia en mi silla para mirarte y aunque no veo tus manos, me hago consciente de que éstas serán la toma de tierra de esa vertical imperfecta, las que alinearán a tus pies hasta colocarlos en la cima de tu cuerpo, aquel lugar que previamente fue ocupado por tu cabeza. Si vuelvo al instante de la suspensión, también percibo el espacio que se crea entre tus piernas, una abertura precisa, absolutamente necesaria para tu cuerpo y para superar a la decisión de lanzarte e invertirte en una desproporcionada insistencia de la existencia. Ahora, pienso en lo que estamos viviendo como humanos, doy un salto de la sala al mundo, para dar el siguiente paso en mi pensamiento y romper con esa línea frágil que hay entre el antes y el después de los cuerpos, cuando el único propósito es el de avanzar.
Posted in Palabras en movimiento
Leave a comment
El cuerpo dodecafónico
Texto: Charo Martin Foto: Luis Castilla El espectáculo “Aneckxander: una autobiografía trágica del cuerpo” pone en escena un cuerpo en movimiento con una armonía anatómica singular. Los elementos del sistema óseo y muscular que muy raramente aparecen a los ojos del espectador se delimitan aquí en el espacio de una manera evidente, flagrante. Junto a estos elementos físicos otros artificiales entran en la escena: una gola, unos guantes de boxeo y un calzado de plataforma equilibran, o a veces desequilibran, la posición vertical del intérprete e influyen sobre la disposición de las distintas partes de su corporeidad. Gracias a estos elementos el intérprete desarrolla una cuidadosa y sistemática exploración del movimiento que nos alumbra otro imaginario. En este sentido el espectáculo pone al público ante una confrontación con sus propios límites perceptivos. ¿Hasta qué punto puedo mirar y comprender una armonía anatómica que no me pertenece? Alexander parece ordenar todas las notas de su escala corporal dando importancia a cada una de ellas. Cada músculo, hueso, tendón y articulación cobra sentido en esta nueva armonía física que desafía los límites del movimiento. Es bajo este prisma que me dispongo a analizar “Aneckxander. Una autobiografía trágica del cuerpo”, a partir de la poética de la “dodecafonía” musical. Una suerte de transposición de la democrática combinatoria musical de Shoenberg (ver nota al pie) con la democracia corporal de la anatomía de Aneckxander. Alexander, vestido como director de orquesta, levanta un pedazo de suelo, se cubrey ¡zas! , cae el traje. He aquí un cuerpo instrumental que se deforma e informa, sonidos de piel y músculo. Él es músico con notas de piel. No consigo focalizar la mirada hacia ningún sonido concreto y entonces escucho cómo Aneckxander se hace y se deshace con lentitud de tendón y músculo, de extensión articulada. Recorre el escenario, apenas unos pasos desde el fondo, traza un recorrido físico y espacial específicos, desde la izquierda a la derecha, delante, detrás, no tan detrás, Aneckxander llega cuando llega la mirada, algo incrédula. -¡Mira!, ¡miradme! ¡mi nuevo yo!. Una posibilidad, digo, por que hay otras, muchas otras, otras muchas, todas cuantas me permitan las notas de la escala corporal. Yo miro, sí… ¡Mira esta nueva serie! La “transposición” como la llamaría Shoenberg. ¿Tegusta? Gustar no es la palabra, Alexander, más bien, entender y extender los ojos haciala melodía de tu piel. Mientras le digo esto, toda su sangre se reúne en su rostro como un indicio del esfuerzo que se requiere para la transformación. Y de nuevo el cuerpo se desliza hacia la música, tan medida como inesperada: tramo a tramo se abulta y se encoge. Ahora está delante, con nosotros y sonríe. Si, una vez más lo ha conseguido. Entonces Aneckxander abandona, abandona al director de orquesta y se sitúa al fondo del escenario. Está Aneckxander en cuclillas delante del piano, su tronco cae sobre el piano, cubriéndolo. Aneckxander está de espaldas, con un pequeño balanceo que se inicia en la cadera. Está tocando las teclas y desliza los dedos sobre el piano. Construye una melodía lenta y exacta, perfectamente menor. Esta melodía articulada hacia un centro tonal contrasta con la anterior melodía de su cuerpo, otra melodía donde cualquier parte parecía tener la misma importancia que las demás. Todas las partes de su cuerpo tenían la autoridad para sostener y articular, plegar o estirarse, como pide la esencia de ladodecafonía. Aneckxander parece ahora sin embargo limitarse a una pocas notas. Juega y despliega, danza aérea de un cuerpo largo y flexible. Ora en el suelo, ora subo, limitado por lo humano, por la escala menor de lo humano, nostalgia de cómo habría que ser: coherencia física, clásica matemática musical. Y Aneckxander se atreve con el loop del “más difícil todavía”. Una poética de la repetición con trazos de serialismo en modo menor añadiendo pies con plataformas, gola y guantes de boxeo para amortiguar el golpe, el ataque del acorde muscular sobre el suelo. En cada serie más notas. Un acorde menor y determinado, que establece un juego menor que se repite. Un juego donde un Aneckxander tenaz juega al “másdifícil todavía”. Todavía sorprende cómo, reunidos los huesos, golpean a los ojos que miran la no-danza. Los huesos golpean la secuencia recurrente donde se sienta o se cae, se lanza y se alza y parecedecir… Soy un saco de piel y huesos. Equilibro este tronco tan largo. Desequilibro y caigo. (Ahora con pies-plataforma). Soy un saco de piel y huesos y de nuevo. Y otra vez equilibro este tronco tan largo.Y otra vez desequilibro. Y otra vez (Ahora con guantes de boxeo que no luchan). Soy un saco de piel y huesos. Y de nuevo, otra vez, equilibro este tronco tan Desequilibro otra vez y caigo. (Y ahora con gola). Hasta que respira, inspira y espira hacia la forma dada y respiran los sentidos aliviados y ríe también, ríe su lengua y se estira, ríe su pene bajo el tórax y se alarga y se divierte… Quiere Aneckxander que toda esta sinfonía democrática acabe de manera imposible: desafiando a la gravedad. Anclados los pies-plataforma en el suelo rinde su tronco en una reverencia muy amplia, muy orgullosa de lo oblicuo. He aquí que su columna no se doblega. Brazos y piernas replegados se estira hacia el suelo en diferentes ángulos. Izquierda, derecha, oblicuo, ligero, ligero y orquestado…..¿Es el final? Sonríe delante el niño-cuerpo, el niño orquesta, el director de orquesta, el intérprete del loop emocional ante el loop de aplausos. Poéticos aplausos al “¡más difícil todavía!”, a una interpretación musical con un cuerpo dodecafónico. Y ahora el bis. La melodía menor nos atrapa en la silla. Nos intriga con otro acorde que se agolpa contra el suelo, pero solo a algunos de nosotros, los que quedamos, porque otros ya se han marchado detrás de sus abrigos. Hace frío y es noviembre. 1) El método de la dodecafonía de Shoenberg de “composición con 12 sonidos”, cuyo objetivo era una “nueva ordenación y leyes” que pudiesen sustituir las fuerzas formativas de la armonía tonal, deja el máximo espacio a la fantasía y al poder creador del compositor. (Michels,2009)
Posted in Palabras en movimiento
Leave a comment
MES DE DANZA: generador e incubador de proyectos
El festival MES DE DANZA genera e incuba proyectos con un impacto directo en la sociedad, creando comunidad en torno a la danza. En 2018 se acogieron diversos programas que incidieron en todas las franjas de edad, interviniendo desde enfoques muy diferentes, pero con un objetivo común: abrir una puerta al disfrute de la danza desde su experimentación y posibilitar el acceso a todos los beneficios que conlleva su práctica. Programas desarrollados en MES DE DANZA 25: · Sweet Fever: coreografía cambiante y flexible interpretada por un numeroso grupo de voluntari@s. · Las Muchas: Mujeres mayores de 65 años que redescubren sus cuerpos y su sensualidad rompiendo los estereotipos sociales. · Mi Cole Baila: La danza integrada en las aulas como herramienta de aprendizaje educativo y emocional. · Teen Time Gone: los adolescentes entran en contacto con la danza utilizando sus propios códigos y lenguajes.
Posted in Vídeos, Actualidad, Página de inicio
Leave a comment
25 años de Danza. Vídeo resumen
Finalizado un intenso MES DE DANZA 25 queremos haceros llegar nuestro más sincero agradecimiento por una edición llena de grandes momentos para el recuerdo. En este vídeo resumen, reflejo de todos los espectáculos, espacios y programas recorridos a lo largo de 15 largos días de programación, podéis volver a disfrutar con algunas de las fantásticas experiencias vividas. Celebrar un cuarto de siglo de danza en Sevilla ha sido un reto ilusionante. Durante estas dos semanas hemos sentido el calor del público, de los creadores y de los profesionales que nos han visitado. Hemos festejado en movimiento abarcando toda la ciudad desde el centro hasta la periferia. Han bailado los profesionales, los niños, los adolescentes, los jóvenes y los mayores. La imagen también ha sido protagonista con la exposición de fotografías de Luis Castilla en la fachada de la FNAC, que os animamos a ver si aún no lo habéis hecho. Una edición llena de poesía, de contrastes y de energía. Una edición que nos sirve para tomar impulso, tan necesario para seguir con entusiasmo de cara a futuras ediciones. ¡Gracias a todos por habernos acompañado y por hacer posible MES DE DANZA!
Posted in Noticias, Vídeos, Actualidad, Página de inicio
Leave a comment
Mi Cole Baila 2016
“Cuando bailo siento que estoy en el mejor momento del día porque siento que soy capaz de hacer cualquier cosa”. Sara, participante en Mi Cole Baila, alumna de 5ª de Primaria del colegio Juan Nepomuceno Rojas de Sevilla. Concebido como una experiencia piloto con la que acercar la danza contemporánea a las aulas, Mi Cole Baila resultó un éxito absoluto. Tanto el equipo docente del colegio Juan Nepomuceno Rojas, como los alumnos que participaron, como sus familias se mostraron entusiasmados con el proceso de trabajo –clases diarias de danza en horario escolar impartidas por la coreógrafa Elisa del Pozo- y por el resultado final, que mostraron al público asistente en la función familiar del 29 de octubre en el Teatro Alameda. Los alumnos de 5ª de Primaria experimentaron un acercamiento a la danza asequible e integrador, los profesores conectaron las premisas del baile y de la creación coreográfica con otras materias como matemáticas o lengua y se transmitieron unos valores que los propios alumnos participantes destacan; el compañerismo y el trabajo en equipo. “Se trabaja también un componente actitudinal, el respeto a las diferentes manifestaciones culturales, a los distintos lenguajes artísticos, fomentar el trabajo de grupo”. Jorge Manuel Palma, director del centro Por otro lado, el festival de Cine y Danza de Barcelona, Choreoscope realizó una selección de documentales de danza e infancia que se proyectaron en el colegio, presentado por su director, Lorand Janos, como complemento a las sesiones de danza. Antes de concluir la edición 23 de MES DE DANZA, varios centros escolares habían mostrado ya interés por incluir el programa Mi Cole Baila en su plan pedagógico para el próximo curso.
Posted in Noticias
Leave a comment
La fachada de la FNAC se llena de color con MES DE DANZA
Desde el 25 de octubre la fachada de la FNAC en la Avenida de la Constitución renueva su aspecto con la inauguración de una exposición fotográfica conmemorativa de los 25 años de MES DE DANZA, el festival de danza contemporánea de Sevilla. Una selección de 17 imágenes firmadas por Luis Castilla, fotógrafo del festival desde su primera edición, en la que ha primado reflejar la intensa y cercana relación de MES DE DANZA con la ciudad, de forma que todas las fotografías pertenecen a obras representadas dentro del ciclo Danza en Espacios Singulares, una de las señas de identidad más características del festival. “Sevilla baila cada otoño con MES DE DANZA y esa relación debía quedar plasmada en una exposición que también se integra en la vida y la cotidianeidad de la ciudad, aportando, además, color y movimiento a la fachada del edificio, que cambiará sustancialmente la imagen a la que nos tenía acostumbradas en los últimos años”, afirma María González, directora del festival. El legado documental que aporta el archivo fotográfico de MES DE DANZA posee un valor incalculable. Un cuarto de siglo de historia de la danza reflejadas en una extensa y completa colección de fotografías que dan buena prueba de la belleza, la fuerza y la plasticidad de esta disciplina. Un archivo que, en parte, puede consultarse en la web mesdedanza.es, en su apartado “Galería”, donde se recogen instantáneas del festival desde su edición de 2007. La exposición MES DE DANZA 25 años, coincide con la celebración de los 25 años de la FNAC y está patrocinada por Iris Group.
Posted in Noticias, Actualidad, Página de inicio
Leave a comment
Presentada en rueda de prensa la edición 25
El 17 de octubre se presentó en rueda de prensa la edición 25 de MES DE DANZA, contando con la asistencia de Isabel Ojeda, Directora General de Cultura del ICAS, y Cristina Saucedo, Secretaria General de Cultura de la Junta de Andalucía, así como numerosos invitados y medios de comunicación. Del 28 de octubre al 11 de noviembre la ciudad volverá a llenarse de danza a través de tres ejes: programación en salas, tanto privadas como públicas, programación en espacios singulares y actividades de formación y acercamiento a nuevos públicos. Un total de 25 compañías programadas llevarán a cabo 50 funciones, a las que hay que sumar más de una decena de actividades periféricas. Así, MES DE DANZA apuesta, en un aniversario tan destacado, “por la renovación y la evolución constantes. La veteranía no es un valor per se. El verdadero valor está en la capacidad, después de una trayectoria tan larga, de seguir siendo creativos, entusiastas y atrevidos”, afirma María González, directora del festival. VER PROGRAMACIÓN COMPLETA DESCARGA CATÁLOGO EDICIÓN 2018
Posted in Noticias, Actualidad, Página de inicio
Leave a comment